Esta leyenda originaria el pueblo tzotzil, que habita en Chiapas, y es transmitida por los tzotziles de San Pedro Chenalhó. Esta historia trata de dar explicación, entre otras cosas, a la causa de la lluvia en el planeta.
Cuenta la leyenda que, hace muchos años, los antiguos tzotziles predominaban en la región central y centro norte de Chiapas. Allí vivían felices, ya que tenían los suficientes recursos hídricos para nutrirse, bañarse y cultivar productos como el maíz y el frijol. También saciar la sed de sus animales.
Ellos, los que se hacen llamar bats iviniketik (hombres verdaderos), eran felices porque sus tierras fueron bendecidas por los dioses con múltiples ríos, lagos y caídas de agua.
En cambio, no siempre había reinado la prosperidad allí, dice la leyenda que existió una enorme serpiente acuática: Popchón. Este reptil tapó con su gran cabeza el cauce del río Grijalva, en el Cañon del Sumidero, esto provocó una creciente que inundó poblaciones cercanas.
Los tzotziles de San Pedro Chenalhó dicen que existió una gigantesca serpiente acuática que era maléfica. Se trataba de Popchón. La leyenda dice que este reptil tapó con su enorme cabeza el cauce del que hoy conocemos como río Grijalva, en el Cañón del Sumidero, lo que provocó una creciente que inundó a los pueblos cercanos.

Al verse afectados, los vayijeletik (espíritus animales y protectores de los tzotziles) se reunieron para poder combatir a Popchón, sin embargo, no pudieron derrotarlo. Fue por ello que recurrieron a la X’ob (alma del maíz) de Magdalena, Chiapas, quien con su poder se encargó de matar a la malévola serpiente y dejar que el agua del río recobrara su curso.
Ante esta situación los vayijeltik, espíritus animales protectores de los tzotziles, unieron fuerzas para derrotar a Popchón. Después, recurrieron a la X´ob, alma del maíz, quien sí pudo acabar con la serpiente. Esto hizo que el agua del río siguiera su curso.
En este lugar, se dice, también había otra serpiente enemiga Xulubchón, quien se encargó de dividir montañas y cerros para que pasaran los arroyos. Xulubchón alteraba el cauce de ríos e invocaba tormentas para limpiar las aguas de los afluentes. Aunque, esta serpiente no tuvo un mal final ya que, según la leyenda, era la encargada de traer la lluvia al planeta.